La participación de los trabajadores en el diseño y desarrollo del sistema de gestión de la SST es esencial para que éste sea eficaz y dé los logros esperados.
La participación es junto a información y formación uno de los tres derechos fundamentales de los trabajadores. Formación e información ayudan a aprender cómo hacer las cosas de manera segura. Con la participación, los trabajadores se implican en realizar lo aprendido de la manera más segura posible.
Para encontrar soluciones conjuntas a problemas comunes es necesaria la colaboración estrecha de trabajadores y dirección. La dirección no puede dar solución a todos los problemas que se plantean. El trabajo en equipo debe convertirse en la base para la innovación y el compromiso de los trabajadores en el proyecto empresarial.
Los trabajadores cuentan con una gran experiencia y un conocimiento directo de los procedimientos de trabajo y la manera en que estos afectan a su seguridad. Su participación contribuye al desarrollo de métodos de protección prácticos y eficaces. Cuando los trabajadores participan desde el inicio en el proceso identificando problemas y sus causas, asumen mejor su compromiso con la solución mejorando la comunicación. Están más atentos al resultado final aumentando la eficiencia de las medidas adoptadas. En los centros en los que los trabajadores contribuyen activamente a la salud y a la seguridad los niveles de riesgo laboral y de tasas de accidentes son menores.
La organización debe ir más allá de la obligación legalmente establecida, de tal forma, que la participación sea parte de la propia cultura de la organización con el objetivo de lograr conductas seguras, favoreciendo la aportación de ideas, valores y prácticas desarrollados. Debe mostrar su preocupación por las personas y las condiciones de trabajo.
Es necesario un liderazgo en la organización que estimule a los trabajadores a participar activamente en las decisiones que les afecten y en la mejora de los procesos y tareas en que intervienen. La participación de los trabajadores debe ser un proceso en el que organización y trabajadores dialogan, escuchan sus respectivas inquietudes, dan muestra de confianza y respeto mutuos, debaten cuestiones, adoptan decisiones conjuntamente, recaban y comparten puntos de vista e información.
Para desarrollar una cultura de seguridad reforzar comportamientos seguros y frenar o corregir comportamientos inseguros. Los trabajadores modifican su comportamiento para adaptarse a normas culturales si perciben que su cumplimiento producirá un resultado deseable. Mediante, por ejemplo, un sistema de incentivos por el cumplimiento de objetivos y conductas, incrementa la concienciación sobre los riesgos y mantiene el programa de seguridad interesante y vital, motivando a los trabajadores a comportarse de modo seguro. Estos programas deben estar bien planificados ya que en ocasiones pueden desviar la atención hacia la recompensa. El trabajador actúa de una determinada manera únicamente para lograr el premio. Este es el caso de incentivos a la disminución del número de accidentes que diesen lugar a una no notificación de los mismos. Distribuir los premios sin un programa claro y consistente reduce el potencial para lograr los resultados deseados.
Para que estos sistemas sean efectivos, deben estar documentados y ser comprendidos por todos los empleados. Deben tener un alto grado de visibilidad en la organización. Estos programas deben ir dirigidos a la prevención de accidentes y no al castigo tras los accidentes ocurridos.
Asimismo, se requiere un alto apoyo organizacional, de modo que los trabajadores perciban que sus contribuciones a la seguridad son valoradas por la organización. Los participantes han de comprender que el programa de incentivos es diseñado para llevarlo a cabo y han de entender cómo serán medidas y valoradas sus actuaciones y sus comportamientos.
La evaluación de comportamientos seguros e inseguros constituye un elemento esencial en la cultura de seguridad de la organización.
Fuente: gestionacalidad.blogspot.com.es