La salud nos conecta a cada uno de nosotros. No importa en qué parte del mundo estemos, quiénes seamos o qué hagamos, el estado de nuestra salud es un determinante clave de nuestra calidad de vida. En pocas palabras, es nuestro activo más valioso.
La crisis de salud individuales pueden ser desastrosamente sombrías y, si no se abordan adecuadamente, pueden dar lugar a una cadena de acontecimientos negativos que trastornan no sólo la calidad de vida de la persona afectada, sino también la de sus familiares y amigos. Del mismo modo, como vimos con la pandemia de COVID, estos eventos a escala global pueden llevar los sistemas de salud al límite, diezmar industrias enteras, paralizar las economías nacionales y obstaculizar el desarrollo global. Estos resultados negativos ilustran la importancia crítica de proteger la salud para todos, en todas partes.
A pesar de los impactos negativos, la pandemia revitalizó el impulso global para la innovación, especialmente en el campo de la medicina. Desde la edición de genes y los diagnósticos basados en inteligencia artificial (IA) hasta los dispositivos médicos portátiles y el rápido crecimiento de la telesalud, los avances tecnológicos multifacéticos de hoy ofrecen innumerables beneficios para pacientes y proveedores, pero solo si se hacen correctamente, con las personas en el centro.
Una necesidad de innovación
La pandemia de COVID no inició la revolución tecnológica en la atención sanitaria. Ese movimiento comenzó mucho antes de 2020, impulsado por varias megatendencias clave, como el envejecimiento de la población mundial. Según las Naciones Unidas, se espera que el número de personas de 65 años o más se duplique en los próximos 25 años, llegando a 1.600 millones en 2050, lo que equivale a 1 de cada 6 personas en todo el mundo. El número de personas de 80 años o más está creciendo aún más rápido.
El fenómeno del envejecimiento tiene el potencial de tener un impacto aún mayor que cualquier pandemia anterior, ya que las personas mayores tienden a consumir más recursos sanitarios que el resto de la población. Solo en Estados Unidos, las personas de 65 años o más representaban el 17 % de la población, pero representaron el 37 % de la demanda de atención sanitaria personal en 2020. En 2019, este segmento de la población necesitaba 280 700 médicos para proporcionarles atención sanitaria, pero esa cifra aumentará deberán aumentar a más de 400 000 de aquí a 2034.
Extrapolada al panorama global, la escasez de proveedores de atención médica es aún más grave: la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere una escasez global de 4,3 millones de médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud. Aparte de las cifras, este cambio también podría influir en cómo el campo prioriza la prestación de atención. Por ejemplo, es posible que necesitemos más médicos generalistas en lugar de especialistas, ya que es probable que sus pacientes padezcan comorbilidades y requieran una atención más generalista.
También debemos recordar que los profesionales médicos también están envejeciendo. Más de un tercio de los médicos en los países de la OCDE tenían 55 años o más en 2019. Sin una planificación exhaustiva del personal sanitario y un fuerte contingente de profesionales jóvenes preparados para intervenir, esto podría representar un problema real.
Ésta es un área donde la innovación y la tecnología pueden ayudar a llenar el vacío , sin representar una solución milagrosa. En su libro sobre el uso de la IA en la atención sanitaria, Deep Medicine , Eric Topol sugiere que esta tecnología puede ser un complemento importante para ayudar a los médicos en la prestación de atención sanitaria en un amplio espectro de servicios. Esto incluye actuar como multiplicador de fuerzas para abordar la escasez de profesionales sanitarios.
Los médicos ya llevan años trabajando codo a codo con la IA y otras herramientas tecnológicas. Si se desarrolla y utiliza de manera responsable, la tecnología podría impulsar aún más los campos de la telesalud, la investigación farmacéutica y de enfermedades y la medicina de precisión. Esto conduciría a mejores resultados para los pacientes, así como a una industria de la salud más eficiente, eficaz e impactante.
Una receta para las normas
Si bien las promesas de la innovación tecnológica son atractivas, es importante tener en cuenta la calidad de la atención al paciente. La IA puede conducir a una atención más personalizada en el sentido de que los médicos podrán diseñar tratamientos personalizados para los pacientes y administrarlos con mayor precisión, pero debemos tener cuidado de no comprometer el cuidado personal . Recuerde, no importa cuán “alta tecnología” sea la atención médica, en su mejor y más efectiva atención médica es una práctica de “alto contacto”.
En un hospital, los pacientes no tienen nada más que su bata. Se encuentran en su momento más vulnerable y necesitan una conexión humana en la atención que reciben. Esta es la constante que hay que proteger a toda costa. Si la industria de la salud quiere capitalizar responsablemente las promesas de innovación, debe ir más allá de los resultados y considerar también la experiencia del paciente.
La tecnología ya se está implementando y desarrollando a velocidades vertiginosas en todos los niveles del campo de la atención médica. Lo que se necesita ahora es una plataforma de calidad donde la industria pueda reunir métodos, procesos, herramientas de seguimiento del desempeño, mecanismos de rendición de cuentas y un sólido aparato de mitigación de riesgos. Para ello, la ISO es la única receta.
Las Normas Internacionales ISO, basadas en el aporte de expertos, son el tejido invisible que nos ayudará a crear esta plataforma. Estos estándares ya existen y continuamente se desarrollan más, pero un estándar que no se adopta no tiene sentido. El futuro de la atención sanitaria es una conversación tan amplia en la que participan tantas voces diferentes que puede resultar difícil saber por dónde empezar. ¿Por qué no empezar por adoptar normas y utilizarlas como base para el progreso futuro?
Si las grandes organizaciones y líderes de opinión como la OMS, los gobiernos nacionales y los líderes de la industria pueden encarnar este mensaje y llevarlo adelante, podremos marcar el comienzo de la próxima era de la atención médica en todo el mundo.
Fuente: iso.org