Con un rol clave ya afianzado en las organizaciones, las áreas de cumplimiento normativo amplían su zona de influencia y se apoyan en la tecnología para hacer frente a una responsabilidad cada vez más transversal.
El compliance se ha consolidado en los últimos años como una de las áreas emergentes en las empresas. El diseño e implementación de sistemas de cumplimiento normativo no sólo busca evitar sanciones o multas, sino crear una cultura organizativa que facilite una gestión idónea de los riesgos que amenazan a las compañías en un entorno de creciente complejidad.
Se trata de una necesidad, pero también de una ventaja competitiva cada vez más valorada por los distintos stakeholders, como se puso de relieve en el observatorio Nuevas tendencias en compliance, organizado por EXPANSIÓN con el patrocinio de Aranzadi.
"Invertir en iniciativas innovadoras y contar con la experiencia de proveedores especializados resulta esencial para mejorar la habilidad de identificar y reducir riesgos", afirmó Alberto Moreno, director comercial de Aranzadi, que hizo hincapié en la necesidad de estar al día con las tendencias en compliance. En paralelo, Moreno añadió que "es crucial no olvidar la importancia de educar y capacitar a los empleados en las implicaciones éticas y legales de sus actos, así como proporcionarles los recursos y herramientas necesarias para que puedan cumplir con sus obligaciones de forma efectiva y ética".
¿Qué perfil profesional necesitan las compañías en materia de compliance? "Es necesario tener una visión estratégica de negocio y un conocimiento de derecho actualizado, pero también integridad y capacidad tanto para resolver conflictos como para sensibilizar a la organización", recalcó Almudena Salvadores, directora de cumplimiento normativo de Aena. En el caso de la compañía, explicó que cuenta con la particularidad de aplicar "un doble estándar en materia ética y de cumplimiento: el privado por ser sociedad cotizada y el público por ser empresa estatal".
Diego Recacha, director de compliance y control interno de Leroy Merlin, apuntó que "el bloque de conocimiento técnico es el primer requisito en la función de compliance, junto con el conocimiento del negocio". No obstante, señaló que estos aspectos deben complementarse con otras habilidades que es necesario aprender, como "la digitalización y la capacidad de generar impacto en la organización". La utilización de la tecnología y los datos ha abierto a nuevas oportunidades para las empresas, aunque Recacha abogó por el "equilibrio" entre la faceta humana y tecnológica.
Pese a todo, "la tecnología aporta un plus a la gestión de un modelo de compliance", indicó José Antonio Castrillo, director de cumplimiento normativo y del área GRC de Mazars. La adopción de la IA puede suponer un salto cualitativo en ámbitos como el análisis de datos y la gestión de riesgos, más allá de la automatización que ya aplican muchas organizaciones desde hace tiempo. Acerca de las capacidades que deben reunir estos profesionales, hizo hincapié en que "la polivalencia es clave", desde la visión analítica hasta la gestión de riesgos.
Miguel Soler, general counsel y director de compliance de Prosegur, puso el foco sobre las cualidades que necesita un compliance officer en el marco de organizaciones cada vez más complejas: "Hacen falta capacidades de relación dentro de la compañía, identificar qué personas toman las decisiones, determinar los riesgos en los procesos, establecer los controles necesarios y contar con altas cualidades de resolución de conflictos y negociación". De forma adicional, Soler precisó que es necesario "tener un gran sentido de la responsabilidad, saber llegar a las personas y ser un altavoz de la cultura de compliance".
En cuanto a las novedades que afectan a esta función, "es posible que surjan nuevos perfiles especializados o áreas de conocimiento en dos apartados concretos: la certificación de los sistemas de compliance según las distintas normas de calidad y los desafíos que plantean los nuevos canales de denuncias", advirtió Daniel Reina, director legal y de cumplimiento de Pegasus Aero Group. En el plano externo de las compañías, emerge el perfil de "perito experto en compliance", que puede evaluar su sistema y darle o no el visto bueno.
De este modo, "cada compañía cuenta con un grado de madurez distinto en su modelo de compliance", remarcó Edurne Sánchez, directora de compliance de Mahou San Miguel. Los cambios regulatorios y el crecimiento de estas áreas las ha llevado a abarcar cada vez más ámbitos. "Ahora debemos trabajar de forma transversal en toda la organización, apoyándonos en diferentes perfiles existentes en todas las funciones y direcciones de la empresa", dijo Sánchez.
"El tamaño y los recursos de cada compañía son aspectos a tener en cuenta, además de su voluntad de cumplimiento", reconoció Iván de Vicente Torres, legal & compliance manager de Prima Seguros en España. Asimismo, se mostró de acuerdo en que "las habilidades personales han ganado mucho peso, como ser un buen comunicador, estar al día en nuevas tecnologías y contar con un perfil transversal".
En la misma línea, "es clave trasladar a la empresa los beneficios que puede tener el compliance, de forma que este llegue a convertirse en un valor añadido para la organización", subrayó Inés de Martí, socia de Net Craman Abogados. Sobre la aportación de la tecnología en esta área, De Martí consideró que "la IA se acabará utilizando en todos los ámbitos de todas las empresas", aunque resaltó la importancia de vigilar el componente ético y de cumplimiento.
Fuente: expansion.com
