El fraude alimentario sigue siendo una amenaza para la seguridad y calidad alimentarias, la economia y la confianza de los consumidores hacia las empresas y los sistemas de control oficial. La CE ha publicado un informe técnico para promover, de forma uniforme en la UE, la vigilancia de las prácticas fraudulentas y engañosas en los controles oficiales realizados a los operadores alimentarios.
Fraude alimentario, tan complejo y global como la cadena alimentaria
La gran complejidad que ha adquirido la producción y distribución de alimentos a nivel global se refleja en la forma que ha adoptado un delito antiguo y a la vez actual: el fraude alimentario.
Los intrincados recorridos que actualmente pueden llegar a realizar los alimentos antes de ser comercializados representan un desafío sin precedentes, para la industria alimentaria y las autoridades sanitarias, para mantener la integridad y la seguridad de la cadena de suministro de alimentos.
Además del potencial riesgo para la salud pública, se estima que el fraude alimentario le cuesta a la industria de este sector unos 30 billones de dólares cada año. Un solo incidente puede destruir permanentemente una marca, causar pérdidas a largo plazo en toda la industria, cerrar los mercados de exportación y dañar la confianza en las instituciones públicas.
Por lo tanto, se requieren mecanismos efectivos para identificar las prácticas fraudulentas y engañosas y tomar las medidas de prevención apropiadas.
Lucha contra el fraude alimentario en la UE
El Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea ha publicado el informe técnico "Fighting fraudulent and deceptive practices in the agri-food chain", cuyo objetivo es ayudar a crear en la UE una interpretación común y una aplicación uniforme de los diferentes tipos de fraude alimentario que existen, asi como de los elementos clave para identificar y abordar el fraude al realizar controles oficiales. Este trabajo es el resultado de un proceso de recopilación de información y ejemplos, realizado en ocho Estados miembros entre 2020 y 2022, sobre los posibles riesgos de fraude identificados por las autoridades de los Estados miembros y los métodos de control para detectar prácticas fraudulentas y engañosas en la cadena agroalimentaria.
Dado que el fraude alimentario es deliberadamente encubierto, a menudo, requiere de un conjunto de habilidades específicas para detectarlo. Las autoridades competentes deben identificar las posibles debilidades y vulnerabilidades de los sistemas y las áreas de control, y planificar sus controles de acuerdo con una evaluación de riesgos adecuada.
El nuevo documento del JRC proporciona ayuda práctica sobre cómo establecer un sistema para alcanzar el objetivo del artículo 9(2) del Reglamento (UE) 2017/625, que establece que las autoridades competentes deben realizar controles oficiales para identificar posibles infracciones intencionadas, perpetradas mediante prácticas fraudulentas o engañosas en la cadena agroalimentaria.
Fuente: higieneambiental.com
