En el marco sociológico multicultural en el que vivimos encontramos amplios grupos poblacionales con diferentes culturas y religiones y, estas diferencias también se reflejan en sus hábitos alimenticios. Un ejemplo de ello son los productos halal que ofrecen una oportunidad de mercado.
En árabe “halal” significa permitido y es un concepto que los musulmanes aplican a la alimentación.
Actualmente, ya conocemos algunas de las costumbres de la cultura musulmana como que su religión les prohíbe consumir carne de cerdo y sus derivados, así como animales no sacrificados de acuerdo con los procedimientos del Corán (este tipo de productos son denominados “haram” o prohibidos)
Teniendo en cuenta que la comunidad musulmana está presente en los cinco continentes y que representa más de 1900 millones de personas musulmanas, representa una oportunidad de mercado para la industria alimentaria.
El aumento de la población musulmana que crece con las segundas generaciones de inmigrantes, la escasa oferta de productos halal y el interés de la industria alimentaria por el mercado internacional hace que este nicho de mercado sea una gran oportunidad para las empresas del sector.
En términos generales y de acuerdo con lo comentado anteriormente, para considerar un alimento Halal es necesario que éste se ajuste a la normativa islámica que se recoge en el Corán, a las tradiciones del Profeta Muhammad (SWS), y a las enseñanzas de los juristas islámicos. Esto implica que los alimentos son aptos para ser consumidos con una total seguridad.
Son seis las condiciones que debe reunir un alimento para que sea considerado lícito desde el punto de vista islámico:
1. Que no haya sido prohibido por Al- Lah o Su Mensajero.
2. Que sea inocuo desde el punto de vista sanitario.
3. Que sea inocuo desde el punto de vista toxicológico.
4. Que sea adecuado desde el punto de vista nutricional.
5. Que sea consumido con moderación.
6. Que sea socialmente aceptado comerlo.
Por tanto, no únicamente se trata solo de garantizar al consumidor musulmán que el producto que va a comprar no contiene cerdo o alcohol, sino que también es importante asegurar que el producto se encuentra en unas condiciones óptimas para su consumo, es decir, asegurar la inocuidad alimentaria en todo momento, desde la granja hasta la mesa.
Para asegurar que el producto sea apto para su consumo y que es permitido (halal) su consumo por los musulmanes, nos apoyamos en la certificación Halal, que es el proceso por el que una entidad de certificación acreditada por las autoridades musulmanas, verifica mediante técnicos cualificados y expertos en la Sharia y bajo el paraguas de rigurosos criterios técnico-sanitarios y religiosos, el modo de fabricación de un producto para determinar si sus ingredientes y el proceso que se sigue para su fabricación cumplen con lo permitido en las doctrinas religiosas del Islam, excluyéndose ingredientes y procedimientos prohibidos. Además, se controla la existencia de buenas prácticas de manipulación que eviten que se produzcan contaminaciones cruzadas con productos no-Halal.
El producto Halal es exhaustivo, pero las empresas se expanden a nivel internacional y le brindan la seguridad al mercado islámico de consumir productos saludables, éticos y lícitos.
Tamara Quintana García
Área de Seguridad Alimentaria
Central Internacional Intedya