Es posible que dos años no sean suficientes para tener una comprensión completa de todo lo que sucedió debido a la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) desde 2020, especialmente porque la pandemia aún no ha terminado. Sin embargo, es imperativo que instituciones como la nuestra traten de encontrar instancias, como esta, para hacer una pausa y reflexionar sobre todo lo que ha sucedido recientemente, tanto la profunda recesión de 2020 como el frágil y desigual repunte que el mundo presenció el año pasado, para extraer lecciones valiosas para el futuro.
Este informe de 2022, Impacto de la pandemia de COVID-19 en el comercio y el desarrollo: lecciones aprendidas , intenta brindar nuestra visión más completa de la pandemia hasta el momento, utilizando para ese propósito todos los análisis que hemos realizado desde el comienzo de esta crisis. Esta tarea no es fácil. COVID-19 se ha extendido por todo el mundo como un dominó, llegando a todos los rincones y creando interrupciones sin precedentes en la historia reciente.
La pandemia ha demostrado cuán interconectados estamos, pero también cuán profundas asimetrías entre países existen en muchas dimensiones diferentes: en la movilización de recursos para enfrentar y recuperarse de la crisis; ofrecer protección social a los más afectados; y obtener acceso a vacunas para los muchos miles de millones que las necesitan y tener cobertura de salud para todos.
Es difícil hacer un balance de todo lo que ha pasado, tanto para bien como para mal. Pero es importante recordar ambos, por difícil que sea el matiz. Porque esta es una crisis compleja -sistémica, disruptiva, transformadora- y solo entendiendo esta complejidad encontraremos la clave para dar mejores respuestas en el futuro.
El mundo ha sufrido severos reveses con la pandemia. Además de la pérdida humana y el sufrimiento y las dificultades para mantener medios de vida dignos, se han perdido algunos de los logros obtenidos con tanto esfuerzo en materia de desigualdad de género y acceso a la educación.
Muchos de nosotros hemos llamado a abordar con urgencia estas asimetrías para evitar una década perdida para los países en desarrollo y mantener el camino para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El llamado a una mayor resiliencia ha estado presente en todas las discusiones sobre políticas. Si bien hemos visto áreas con una resiliencia notable, el problema es que es solo para algunos y amenaza con dejar atrás a muchos.
La gran pregunta es si esta crisis sanitaria y económica del siglo ha sido suficiente para provocar un cambio real. El jurado aún está deliberando: se han ventilado muchas iniciativas y recomendaciones de políticas, pero se necesita más voluntad política para llevarlas a cabo.
Desde los primeros momentos de la pandemia, la UNCTAD ha movilizado sus recursos para apoyar a los Estados miembros con datos y análisis, una plataforma para discutir impactos y soluciones y proyectos para ayudar a enfrentar la crisis. Adaptamos nuestras herramientas de cooperación lo más rápido posible para satisfacer las necesidades cambiantes. Y hemos sido parte de la respuesta de todo el sistema de Naciones Unidas a la crisis del COVID-19.
Hoy, cuando los principales riesgos para la salud de la COVID-19 parecen estar disminuyendo y una gran crisis del costo de vida golpea la economía mundial, es importante mirar hacia atrás a la crisis de la COVID-19 y aprender de ella para estar mejor preparados para el futuro.
Con este informe, ofrecemos lecciones aprendidas en nuestras áreas centrales de trabajo y brindamos respuestas a preguntas sobre comercio, finanzas, digitalización, cadenas globales de valor, el papel del Estado y la cooperación internacional que han sido prominentes en las discusiones de política durante la pandemia. Esperamos que estas lecciones puedan proporcionar una guía para un futuro más resistente, inclusivo y sostenible. Esto es necesario ahora más que nunca.
Fuente: unctad.org
