Todos los días, sin excepción, los medios de comunicación relatan o analizan casos de corrupción que se presentan en nuestro país. Ya estamos acostumbrados y no nos asombran los relatos de la prensa, pero el análisis frío de este fenómeno debe avergonzarnos.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el Centro de Investigación y Desarrollo Económico (CIDE) y en particular, dentro de ellos, la muy reconocida investigadora María Amparo Casar, han presentado un libro, Anatomía de la Corrupción, de lectura obligada.
La información que se ha hecho pública respecto a la corrupción en nuestro país, es alarmante. De acuerdo a lo que señala el Índice de Percepción de la Corrupción, México empeoró en un punto respecto al año anterior, alcanzando la posición 135 entre los 180 países evaluados en materia de anticorrupción. ¡Qué vergüenza! Dentro de los países latinoamericanos, estamos en los últimos lugares, junto con Honduras y Paraguay, con 29 puntos sobre 100.
Vale la pena conocer la posición de nuestros países hermanos: Uruguay, 70; Chile, 67; Costa Rica, 59; Cuba, 47. Argentina, 39; Brasil, 37; Colombia, 37; Panamá, 37; Perú, 37; Bolivia, 33; El Salvador, 33; Ecuador, 32; Honduras, 29; Paraguay, 29; México, 29. Nuestro país es, además, junto con Rusia, el peor evaluado dentro de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) .
La investigación sobre la corrupción en México, de acuerdo a los investigadores aquí señalados, tiene costos verdaderamente alarmantes que deben ponerse al alcance de todos los mexicanos. Transcribo la información:
Costos económicos:
Costos políticos:
Crisis de representación:
Costos sociales:
Resultados para México:
De acuerdo con el Barómetro Global de la Corrupción de Transparencia Internacional, el 88% de los mexicanos pensamos que la corrupción es un problema frecuente o muy frecuente y la mitad de la población considera que la corrupción ha aumentado en los últimos años.
Fuente: El Financiero, Alberto Núñez Esteva
Imagen: idconline.mx