Recientemente Stephen Hawking alertaba del riesgo de autodestrucción que sufrimos por la depredación que ejercemos sobre los espacios que habitamos y recursos que utilizamos desde hace menos de un milenio, desde que nos hemos convertido en una carga sustancial para el planeta en el que vivimos. La cuestión de nuestra existencia en el espacio y el tiempo en el que habitamos puede parecer lejos de la problemática que nos ocupa. Pero no es así.
La tecnología y nuestro dominio sobre la naturaleza ha avanzado a mucha mayor velocidad que la maduración de los sistemas sociales en los que nos organizamos. Los instintos de pertenencia a tribus, el poder, los nacionalismos exacerbados, las macro concentraciones urbanas y de capital imponen su ley claramente frente a unos sistemas de organización globales inmaduros e impotentes. Hoy, cuando ya es un hecho que el planeta se nos queda pequeño, no hay una organización mundial con el poder suficiente para repartir ordenadamente el espacio y los recursos que necesariamente tenemos que compartir.
Ya una civilización completa implosionó por el exceso de explotación de los recursos que el transporte consumía. Ocurrió hacia el siglo XV en la famosa Isla de Pascua. Los primeros pobladores de la isla llegaron hacia el siglo X, se encontraron una tierra rica y fértil y se dividieron por clanes para explotarla y cultivarla. Los archiconocidos Moais eran el símbolo del poder y del desarrollo, la competencia por construir el mayor Moai se convirtió en una carrera desastrosa para los recursos de la exigua isla. En su fabricación y transporte a los lugares de exposición se utilizaba de forma intensiva una palmera de tronco fuerte, hoy extinguida. La deforestación de la isla hizo que la erosión se llevara la tierra cultivada, los sistemas de organización social implosionaron, las guerras se extendieron, apareció el hambre y la población disminuyó un 90% en una catarsis de muerte y desolación. Este sencillo ciclo destructivo solo lo hemos llegado a comprender hace unos pocos años.
Qué estaría pensando la persona que tuvo el valor de cortar la última palmera. ¿Sería consciente de lo que se le venía encima?¿Estaría aterrado por la amenaza de un jefe que quería transportar su Moai?...
Pues bien, ya se sabe que hemos detonado la bomba del cambio climático. De hecho es uno de los aspectos que caracterizan a la era que vivimos que ya se conoce por antropoceno. Reservorios naturales del carbono como son el fitoplancton, las barreras de coral, o los bosques de los trópicos ya han pasado un punto crítico de temperatura y explotación y están retroalimentando el proceso de aceleración del CO2 en la atmósfera que el hombre comenzó de forma masiva desde la época industrial. También sabemos las consecuencias; cambios drásticos de las lluvias, de la distribución de agua potable, extinción de especies, erosión galopante,… ¿Alguien cree posible que nuestros sistemas de organización actuales van a resistir las tensiones?
Es cierto que la tierra ya ha pasado por ciclos como el que viene, incremento de temperaturas, glaciaciones, cambios geográficos y de composición de la atmósfera. Es cierto que esta es “sólo” la sexta extinción de biodiversidad. Pero es la primera vez que ocurre por causas antropogénicas. Y es la primera vez que ocurre por este poder autodestructivo que tenemos.
El peso del transporte en nuestra civilización, los millones de kilos de Carbono que emitimos todos los días a la atmosfera, es una importante problematica, es conocido el impacto que el sector logistico ejerce en el calentamiento global. Pero entonces ¿Qué podemos hacer?
Para ello se ha creado la iniciativa Greenfreight Europe. Esta es una iniciativa privada para medir las emisiones de CO2 año a año basados en unos compromisos de reducción de emisiones de CO2. Adicionalmente, se trata de invertir en camiones más eficientes, camiones de gas, con una aceptación creciente entre los clientes más sensibilizados, y cuya combustión emite menos CO2. Tambien el uso de vehiculos electricos so otras iniciativas. Son iniciativas muy limitadas para el reto que tenemos enfrente. Pero necesarias.
Fuente: infocalidad.net